El delito de Acoso: ciberacoso en Internet
El ciberbullying es una palabra inglesa cuya traducción al castellano es ciberacoso. Dado que el acoso en Internet se manifiesta de diferentes maneras el ciberbullying alude a una modalidad en concreto, al acoso entre iguales. Y siendo más específicos, se trata de una clase de acoso que se vale de las nuevas tecnologías (Internet, sobre todo redes sociales, smartphones y videojuegos online). Cuando se comete se recurre, por tanto, a SMS, plataformas digitales de difusión de vídeos como Youtube, de imágenes, el correo electrónico, etc.
Para que se dé ciberbullying, además de emplearse medios telemáticos y producirse entre iguales, el acoso debe ser prolongado en el tiempo, no se han de producir connotaciones de tipo sexual, y la víctima y el agresor se han de conocer físicamente. Además, se acompaña de actuaciones de chantaje, amenazas, coacciones, calumnias, vejaciones e insultos.
Este tipo de acoso es frecuente entre adolescentes, y al realizarlo en muchas ocasiones no se es consciente del verdadero daño que se está causando a la víctima. Esta falta de concienciación unida al anonimato que proporciona la Red, está provocando que se estas actuaciones vayan en aumento. Tanto es así, que ya se han dado varios suicidios por este tipo de acoso difundidos a través de los medios de comunicación.
Aunque el bullying (acoso escolar) no sigue los mismos parámetros que el ciberbullying, en ocasiones el primero deriva en su versión cibernética, ya que hoy día las nuevas tecnologías forman parte de la vida cotidiana de los adolescentes, por lo que es más probable que se produzca una derivación, aunque según los expertos no siempre ocurre así.
Existen varias formas de cometer ciberbullying, pero las más comunes se basan en la ridiculización de la víctima mediante imágenes comprometidas, dejar comentarios ofensivos en redes sociales o foros, hacer circular rumores falsos, usar el correo electrónico del acosado para que reciba spam o emplear el email o el móvil para coaccionar o amenazar.
Al estar hablando de menores, el papel de los padres y educadores resulta crucial para detectar estos casos. Los progenitores deben ejercer un control sobre sus hijos en el uso de las nuevas tecnologías, especialmente de las redes sociales; y los educadores, han de informar de las consecuencias que pueden tener este tipo de actos en los compañeros y dejar claro que el ciberbullying es un delito especialmente si se acompaña de amenazas, coacciones, injurias o calumnias. Así, las autoridades animan a denunciar estos casos no sólo porque se está delinquiendo, sino para evitar extremos que pueden desencadenar respuestas no deseadas como los casos de suicido mencionados.
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